Suena el timbre de casa. Es él. Llega cinco minutos antes, se nota que tiene ganas de ver-me. No sé donde vamos. Él me lleva. Él me guia. Montamos a la moto, y arranca el motor. Puedo sentir su seguridad, puedo abrazar-me a él, puedo notarl-lo, puedo tocar-lo, puedo acariciar-lo, puedo sentir-lo mío. Llegamos a un camino, no sé dónde estamos, pero estoy con él. Caminamos un trozo y llegamos a una cala. Trepamos por las rocas hasta llegar a una grande donde nos instal.lamos. Allí hablamos un rato, hasta que nos cansamos y decidimos bajar a la playa. Hace calor. Pero no llevamos el bañador. Y tan descarado y irresistible como es él se quita la ropa y se tira al mar. Y ahí estoy yo, mal plantada, observando-lo como nada hacia la deriva. Pero de repente dejo de ver-lo y aparece justo delante mio. Me tira un poco de agua, y rebelde, miro de reojo a las rocas comprovando que no hay nadie y me quito el vestido. Y allí estoy. Abraçada junto él viendo el precioso atardecer. Y un beso, y otro, y otro, y otro más y todavía otro más, i así nos metemos dentro la noche. La perfecta noche, con el chico de mis sueños. Mi chico.
me encanta :) jaja
ResponderEliminar